El juego infantil, como principal actividad física y motora
del infante necesita ser asesorada por adultos y principalmente padres de
familia, quienes en mérito de brindar lo mejor a sus hijos, necesiten conocer sobre
los tipos de juegos más adecuados para sus menores hijos, en qué espacios se
realizan, y cuáles son sus beneficios.
Los juegos infantiles que se llevaban a cabo en tiempos
pasados difieren a los de hoy por el uso de la tecnología. Antes, los
engreídos del hogar podían pasar el día
jugando con carritos o muñecas, mientras que ahora, ellos ya pueden manejar un
ordenador para sus juegos cibernéticos.
El uso de estos dispositivos y plataformas tecnológicas usadas por los infantes
generan conductas poco sociales.
A diferencia de los juegos computarizados, los tradicionales
son desarrollados en grupos y demandan escenarios más concretos como el lugar
de juego, el grupo de género al que pertenecen, además de las edades de los infantes. Según estas
características el apoderado puede evaluar qué actividad sería más idónea para
su menor y qué espacios serían los más adecuados.
Por ejemplo, de acuerdo a las etapas cronológicas, el menor
o recién nacido emplea juguetes de goma, peluches animales de trapo a los que
pueda palpar, tocar, acariciar y cuyas características se diferencien por los tamaños,
colores y formas. Para los niños de mayores de 3 a 5 años, los juegos tienden a
realizarse más a la intemperie, como
juego con pelotas, objetos para el agua, la arena; triciclos, marionetas,
muñecas, coches, accesorios de imitación de objetos de hogar, entre otros.
Mientras que para niños de más de 6 a 11 años, los juegos podrían variar de
patinetas, yoyos, rompecabezas, juegos deportivos.
Respecto a los juegos infantiles dependiendo el lugar donde se realiza están lo
que se practican al aire libre, como volar una cometa, bolas, lingo, etc.; mientras
que otros se realizan en lugares más cerrados como los juegos de mesa: monopolio,
ludo, damas, ajedrez entre los más tradicionales.
Estas son algunas alternativas que los padres deben de
considerar emplear para una diversión sana y a la vez educativa en la vida de
sus menores hijos, que garantice el desenvolvimiento social requerido y el
funcionamiento motriz necesario para las futuras competencias profesionales y
personales.